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12/05/2020
Lo que nos acontece hoy con la pandemia Covid-19, con más de 4 millones de infectados y 285,000 fallecidos (cifras en aumento diario), confirma el inmenso grado de afectación y levedad de la condición humana, que ahora más que nunca -al igual que con la crisis ambiental y climática- evidencia también la alteración dramática en las interacciones y desequilibrios de los sistemas sociales y naturales, consecuencia de la arrogancia antropocentrista y su sesgo economicista sobre el ya muy deteriorado hábitat planeta, inviabilizando de hecho la aspiración y transición real al desarrollo sostenible.
Las críticas sobre la evolución conceptual y fáctica del desarrollo sostenible, analizado en el contexto y dinámica del capitalismo global, se resumen en que resulta un oxímoron, una construcción retórica de términos opuestos en la práctica (desarrollo versus sostenibilidad) que lo hacen inviable excepto como una figura metafórica. Sus principios han sido cooptados por las estructuras de gobernanza económica global, en base a los axiomas crecimiento y mercado, normalizando su hegemonía disruptiva sobre los sistemas sociales y ambientales, deviniendo en una praxis de desarrollo no sostenible que empero se internaliza como un efecto colateral ante el supuesto fin mayor del progreso de la humanidad.