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El nuevo informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo, publicado el 11 de septiembre por 5 agencias de Naciones Unidas, revela un nuevo aumento del hambre. Los miembros de la Coalición contra el Hambre (entre los que se encuentra Eclosio) han decidido reaccionar ante este alarmante informe. ¿Cuáles son las causas? ¿Cuáles son las soluciones? ¿Cuál es la posición de Bélgica?
Nuevo aumento del hambre en el mundo: urge transformar el modelo agroalimentario
En 2015, la comunidad internacional adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el segundo de los cuales, #HambreCero, se compromete a eliminar el hambre para 2030 y a garantizar que todo el mundo tenga acceso a alimentos sanos y nutritivos durante todo el año. A pesar de producir alimentos más que suficientes para alimentar al planeta, el hambre ha ido en aumento desde la adopción de los ODS. El nuevo informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en el Mundo, publicado el 11 de septiembre por 5 agencias de Naciones Unidas, revela un nuevo aumento del hambre. De 784 millones de personas en situación de subalimentación crónica en 2015, se ha pasado a 804 millones en 2016 y a 821 millones en 2017.
A las agencias de Naciones Unidas también les preocupa el fuerte aumento de la obesidad, que afecta ya a más de uno de cada ocho adultos en todo el mundo (el 18,6% de la población en Bélgica). Y el informe señala que el hambre y la obesidad coexisten en muchos países, afectando principalmente a las familias más pobres, bien porque no tienen acceso a alimentos, bien porque son las más expuestas a alimentos de mala calidad, densos en energía y pobres en nutrientes.
Conflictos y cambio climático
El nuevo informe identifica dos razones principales del resurgimiento de la inseguridad alimentaria: el aumento de los conflictos desde 2010 y los efectos del calentamiento global. Estos dos factores están destruyendo los sistemas alimentarios locales y aumentando la vulnerabilidad de las personas. Pero más allá de señalar estas importantes razones, el informe no cuestiona el sistema alimentario mundial, que no puede cumplir su función de alimentar a todos y cada uno de nosotros, cuidando al mismo tiempo de nuestro planeta.
Cambiar el modelo
Para la Coalición contra el Hambre, que reúne a 22 ONG belgas, el hambre no es inevitable. Pero si queremos alcanzar los ODS y hacer realidad el derecho a la alimentación y la nutrición para todos, necesitamos cambiar urgentemente nuestro modelo. Tenemos que transformar el modelo alimentario industrial dominante, que es la principal causa de las emisiones de gases de efecto invernadero y de la destrucción de la biodiversidad, además de generar pobreza y malnutrición. La agricultura industrial acapara la tierra y el agua de las que dependen las comunidades rurales para su subsistencia, lo que contribuye a los conflictos. Frente a este modelo, controlado por un puñado de multinacionales, existen más de 500 millones de explotaciones familiares, que producen más del 80% de los alimentos del mundo. Sin embargo, muchos agricultores y sus familias no pueden vivir dignamente de su trabajo. Recordemos que el 70% de las personas que pasan hambre en el mundo viven de la agricultura. Cambiar el modelo significa hacer la transición hacia sistemas agroecológicos y la soberanía alimentaria; significa apoyar la agricultura familiar sostenible teniendo en cuenta las necesidades específicas de mujeres y hombres; significa reforzar los derechos de los agricultores; y significa regular mejor las empresas multinacionales para acabar con los abusos.
Varias iniciativas van en la buena dirección a nivel internacional: Naciones Unidas ha declarado una década de la agricultura familiar (2019-2028); el Consejo de Derechos Humanos está ultimando una Declaración sobre los Derechos de los Campesinos y ha puesto en marcha un grupo de trabajo sobre el establecimiento de un tratado vinculante sobre el respeto de los derechos humanos por parte de las empresas; y la agroecología empieza a consolidarse en la FAO como el mejor modelo para combatir el hambre, reducir la pobreza rural y hacer frente a los desafíos del cambio climático.
¿Y Bélgica?
Frente a los retos, a Bélgica le falta ambición. Las ONG miembros del CCF han denunciado las orientaciones de la cooperación belga en materia de agricultura y seguridad alimentaria adoptadas por el Ministro De Croo el año pasado, que se alejan del apoyo a la agricultura familiar sostenible y a las poblaciones en situación de inseguridad alimentaria en favor del apoyo al sector privado y a las nuevas tecnologías como nuevo paradigma de nuestra cooperación. Es una orientación que el Ministro pretende consagrar en su nuevo proyecto de ley sobre cooperación al desarrollo. Bélgica también se muestra reticente a adoptar la nueva Declaración sobre los Derechos de los Campesinos, cuya votación final tendrá lugar en el Consejo de Derechos Humanos del 27 de septiembre. El informe de Naciones Unidas nos recuerda la imperiosa necesidad de cambiar de rumbo para conseguir el derecho a la alimentación para todos. Hacemos un llamamiento al gobierno para que participe.