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Hola, me llamo Valentin Decamp y tengo 33 años. Estudio en la Universidad de Lieja un máster en ciencias de la educación con especialización en educación de adultos. Antes hice un bachillerato en educación primaria. Quería seguir estudiando para aprender más sobre pedagogía y abrirme nuevas puertas para trabajar, por ejemplo, con adultos.
Mi misión principal era diseñar e dirigir un curso de formación sobre el tema del género y el índice A-WEAI, que calcula el nivel de capacitación de mujeres y hombres en el sector agrícola.
Como parte de mis estudios de máster, aproveché la oportunidad que me ofrecía Eclosio de realizar unas prácticas con ellos. Para una parte fui en el extranjero, en Senegal. Mi principal tarea consistió en diseñar e dirigir un curso de formación sobre cuestiones de género y el índice A-WEAI, que calcula el nivel de empoderamiento de mujeres y hombres en el sector agrícola. La formación iba dirigida a miembros senegaleses de dos ONG universitarias belgas, Eclosio (con sede en la Universidad de Lieja) y ULB-Cooperación (con sede en la Universidad Libre de Bruselas), así como a socios locales. El objetivo era que estas personas se familiarizaran con el índice A-WEAI y luego lo utilizaran para recopilar datos.
Antes de repasar cómo fueron mis prácticas, me gustaría hacerles una breve introducción al Índice abreviado de capacitación de las mujeres en la agricultura (A-WEAI). Fue diseñado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias – the International Food Policy Research Institute (IFRI), y probado en varios países por Feed the Future en 2011 y 2012. El índice comprende cinco áreas principales de empoderamiento: producción, ingresos, recursos, asignación de tiempo y liderato. Para cada una de estas áreas, excepto para la de ingresos, en la que hay dos, se ha diseñado un cuestionario para recopilar datos. Por ejemplo, en el ámbito de la asignación del tiempo, los hombres y las mujeres de un mismo hogar describen un día de 24 horas con sus respectivas actividades. Esto puede ayudar a comprender la distribución de la carga de trabajo. Los objetivos de la utilización de este índice son: medir el empoderamiento, la participación y la inclusión de las mujeres en el sector agrícola; evaluar el empoderamiento y la paridad de género en la agricultura; identificar las áreas clave en las que es necesario reforzar el empoderamiento; y hacer un seguimiento del avance a lo largo del tiempo. En otras palabras, las ONG que deseen recopilar datos con este índice podrían así ser más conscientes de las diferencias entre hombres y mujeres para, en caso necesario, replantearse sus acciones con vistas a reducir determinadas desigualdades relacionadas con el género.
En el ámbito de la distribución del tiempo, los hombres y las mujeres de un mismo hogar describen una jornada de 24 horas con sus respectivas actividades. Eso es una forma de entender cómo se distribuye la carga de trabajo.
En términos prácticos, estas prácticas comenzaron en Bélgica, en febrero y marzo de 2023, durante unos tres días a la semana. Trabajé un día en las oficinas de Eclosio en Gembloux, un día en las oficinas de ULB-Cooperación en Bruselas y un día teletrabajando. Esta primera parte importante de mis prácticas en Bélgica me permitió, además de realizar una investigación temática sobre el género y el índice A-WEAI, participar en reuniones y conocer el contexto organizativo de estas ONG.
Pasé cinco semanas en Senegal para la segunda parte importante de mis prácticas. Allí diseñé de principio a fin, y luego impartí, el curso de formación «Género y A-WEAI».
Luego, en abril y mayo, pasé cinco semanas en Senegal para la segunda parte importante de mis prácticas. Durante este tiempo, tuve la oportunidad de reunirme con los equipos locales, principalmente en las oficinas de Eclosio en la ciudad de Thiès. Fue allí donde diseñé de principio a fin, y luego dirigí, el curso de formación «género e índice A-WEAI». La formación duró cuatro días, el primero sobre género y los otros tres sobre el índice A-WEAI. Había unos veinte participantes, mi supervisor y yo. Pasamos este tiempo juntos compartiendo nuestros conocimientos y experiencia. Hicimos juegos de rol, debatimos, salimos al campo, reímos, compartimos, probamos y nos cuestionamos mutuamente.
Así pues, creo que esta experiencia de prácticas me ha aportado mucho, tanto personal como profesionalmente. En primer lugar, personalmente, porque reforzó mi idea de convertirme en educadora de adultos. Además, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente interesante y atenta.
Estas prácticas me dieron una mejor idea de lo que es ser educador de adultos, que a veces puede estar muy lejos de los estudios universitarios, donde el público es uno de los principales lugares en los que aprendemos.
Por último, me conmovió la cultura senegalesa, el sentido de la acogida, una visión más colectiva de la convivencia, que creo que nos puede faltar. Pero también, profesionalmente, porque estas prácticas me permitieron poner en práctica parte de la teoría que había aprendido durante mis cursos de máster. También me ha permitido hacerme una mejor idea de lo que es trabajar como educador de adultos, lo que a veces puede distar mucho de los estudios universitarios, en los que el público es uno de los principales lugares donde aprendemos. Por último, también he podido abrirme camino en el sector de la cooperación internacional, que me parece enriquecedor porque está en la encrucijada de diferentes disciplinas y dominios.
Para concluir, me siento orgullosa de haber podido proponer este plan de formación y de haber contribuido, creo que humildemente, a la utilización de este índice en el seno de estas ONG. Me gustaría dar las gracias a todas las personas que conocí, tanto en Senegal como en Bélgica, que me ayudaron a convertir este curso en una experiencia maravillosa. Guardaré un grato recuerdo de vosotros y del tiempo que pasamos juntos.
Valentin Decamp